martes, 28 de junio de 2011

CINCO AÑOS SIN DERECHOS HUMANOS, CINCO AÑOS SIN GUILAD

Hace exactamente cinco años que Guilad Shalit fue secuestrado por los terroristas de Hamás. Guilad entonces tenía 19 años y el tanque en el que se hallaba estaba situado en el lado israelí de la frontera con la Franja de Gaza. Su cometido era la defensa de las aldeas israelíes frente a la amenaza terrorista.

La fecha de este quinto aniversario está presente por todo el mundo y también la Federación de Comunidades Judías de España está preparando un acto el próximo 10 de julio para recordar que Guilad Shalit continúa secuestrado.

El fenómeno del secuestro de civiles y soldados a manos de terroristas no es nada nuevo. Decenas de secuestros e intentos de secuestros han sido llevados a cabo por distintas organizaciones terroristas, a veces incluso con el apoyo de gobiernos de la región y, en algunos casos con ayuda de ciudadanos occidentales fuera de las fronteras de Israel.

Tratando de analizar las razones de esta forma de actuación de los grupos terroristas he llegado a la conclusión de que hay dos razones fundamentales: la primera es la más obvia y la más mencionada. Se trata del alto valor que dan los israelíes, tanto los gobiernos como la sociedad, a la vida humana. Por eso permiten a las bandas terroristas negociar la vida del secuestrado (y a veces incluso su cadáver) como si se tratase de una simple mercancía a cambio un precio que ninguna otra sociedad estaría dispuesta a pagar. Algunas veces comparando lo incomparable, es decir, al secuestrado israelí con los terroristas que han asesinado y que han preparado atentados en los que han muerto decenas de civiles.

Mediante estos pactos, el estado de Israel termina pagando un precio muy alto, y no me refiero al precio del intercambio de un secuestrado por unos terroristas, sino de que así Israel expone nuestro punto débil o nuestro talón de Aquiles como sociedad: para nosotros lo más importante de todo es la vida.

La segunda razón por la que los terroristas llevan a cabo secuestros es tal vez mucho más complicada y problemática. No se paga ningún precio por un secuestro en la opinión pública. Las llamadas organizaciones de derechos humanos, activistas y cooperantes de distintos tipos cierran los ojos ante estos secuestros o, en el mejor de los casos, los condenan con la boca pequeña, mientras siguen apoyando a los secuestradores a través de campañas de boicot o flotillas de provocación cuyo único fin es abrazarse con los terroristas de Hamás.

La Cruz Roja en estos últimos 5 años, desde que fue secuestrado Guilad, no le ha visitado ni una sola vez. Con todo el trabajo “humanitario” que hace en la Franja de Gaza parece ser que para ellos no es tan importante que este joven tenga una visita humanitaria. La Cruz Roja y las ONG’s, que pretenden tratar de derechos humanos, tienen el descaro de seguir proclamándose defensoras de los derechos humanos después del silencio que mantienen desde hace 5 años en relación a la situación de Guilad Shalit. Quizá, desde su punto de vista, el hecho de que sea ciudadano israelí les hace ignorar sus derechos humanos.

Lior Haiat
Portavoz de  la Embajada de Israel


P.D. El pasado mes de octubre se llevó a cabo una marcha en Barcelona por la liberación de Guilad Shalit. A la finalización de la misma leí estas palabras que os envío a continuación:

Marcha por Gilad Shalit
Barcelona, 23 de octubre de 2010
 Gilad Shalit es mi hermano.
Gilad Shalit es el hermano, el hijo, el amigo, el vecino de cada uno de nosotros.
Si bien lleva más de 1500 días en cautiverio, no deja de estar presente en nuestras vidas ni un solo momento.
Está presente como un símbolo de nuestra lucha contra la maldad y la crueldad de sus secuestradores.
Está presente como un símbolo de nuestra fuerza como sociedad democrática; una sociedad que da un valor supremo a la vida humana, frente a una banda terrorista que sacraliza la muerte, tanto de sus enemigos como de sus hermanos.
Gilad Shalit es un símbolo de la hipocresía de muchos en las sociedades occidentales y en la sociedad española que llevan la bandera de los derechos humanos, pero que han olvidado los derechos de Gilad durante más de cuatro años. Y lo es también de la hipocresía de los activistas de la famosa flotilla a Gaza, que bajo el ropaje de una acción humanitaria llevaron a cabo un mero acto de provocación propagandística. ¿Dónde estaba el humanitarismo de los cooperantes cuando recibieron la solicitud de la familia Shalit de pasar una carta a Gilad? ¿Dónde estaba el humanitarismo de los cooperantes al servicio de Hamás de todo el mundo? ¿Dónde acaba su falsa lucha por los derechos humanos?
Pero Gilad no es sólo un símbolo, Gilad es un joven. Un joven que quiere vivir en libertad, que quiere salir de la oscuridad hacia la luz, conocer amigos, divertirse, estudiar, aportar a la sociedad.
Quiero leer unos párrafos de las palabras que pronunció Noam Shalit, su padre, en los últimos meses. Hace más o menos un año Noam Shalit se presentó ante la comisión Goldstone para poner en su agenda la situación de Gilad:
“No hay duda de que vosotros sabéis que el secuestro de mi hijo es contrario a la ley internacional;... sus secuestradores llevan a cabo crímenes de guerra y tratan de una forma inhumana a mi hijo al no permitir tan siquiera a los representantes de la Cruz Roja visitarle y verle.”
Shalit siguió y habló a la gente de la Franja de Gaza:
“Ciudadanos de Gaza, vuestros líderes cometen un crimen contra mi hijo al mantenerlo como rehén. A vosotros también os tienen como rehenes. Durante los últimos años, vosotros, habitantes de la Franja de Gaza, habéis sido rehenes de vuestro gobierno.”
Hace unos meses en un acto cultural en la frontera con la Franja de Gaza en conmemoración del cuarto aniversario del secuestro de Gilad por los terroristas de Hamás, Noam dijo:
“Desde hace ya cuatro años, nuestro querido Gilad está bajo un aislamiento total en los sótanos oscuros de Hamás, sin luz del día, sin luz de vida a unos pocos kilómetros de este lugar. Pido a los cientos de miles de personas que nos acompañan en este viaje que no olvidéis a Gilad. No olvidéis a Gilad que nos espera y nos grita su grito silencioso desde la oscuridad. Desconectado de su familia y de sus amigos. Desconectado del mundo.”
Noam Shalit continuó diciendo:
“Aprovecho esta oportunidad para hacer un llamamiento, desde la frontera entre Israel y Gaza, a la comunidad internacional, a la Unión Europea, al gobierno de Estados Unidos y al Cuarteto: de la misma manera que supieron presionar a Israel para dar pasos humanitarios destinados a aliviar el bloqueo para mejorar la situación en la franja de Gaza, y con la misma firmeza, deben presionar a Hamás y a sus líderes para que den pasos humanitarios pequeños y simples a favor de nuestro hijo Gilad.”
Estas son las palabras de Noam Shalit y son las palabras de cada uno de nosotros, porque Gilad es nuestro hijo.
Gilad Shalit es mi hermano

Lior Haiat
Portavoz de la Embajada de Israel